Frío.El inicio.

Su imagen es bella e irreal, un demonio hermoso dispuesto a tentarte. Afuera hace frío. La ves resguardada de la lluvia y del frío por su chaqueta, ajena a todo el mundo que la rodea.
Unas gotas de lluvia caen por su cara remarcando sus mejillas para luego dibujar su cuello blanco. Te preguntas si su piel es tan tersa como la imaginas, y cómo sabrá.
Sientes cómo el monstruo crece en tu interior y ya no hay marcha atrás. Te aferras al muro de ladrillos apoyando tu cabeza en él, esperando despejar tu mente. Automáticamente dejas de respirar y sólo deseas no desearla como lo haces.
Cierras los puños tan fuertemente que te haces daño. Muerdes tu propio labio infringiendo dolor. Piensas en acercarte, la sigues sigilosamente, sabes que con unas palabras sería tuya, y ya estas a punto de alcanzarla. Extiendes la mano para tocarle el hombro y justo cuando lo vas a hacer, ella ya entra en el edificio.
Piensas en lo que estuviste a punto de hacer. La vida que ibas a destrozar, el dolor que infringirías a su familia y a la tuya. Sabes que ella no tiene la culpa de tu maldición.
Caes de rodillas sobre el frío y mojado piso, mientras sientes martillazos en tu cabeza. Ahogas un grito y decides que no le harás daño... aunque eso implique desaparecer de la vida de todos los que te rodean.