jueves, 26 de marzo de 2009

Pesadilla.

Su propio grito le resonó en la cabeza.

Fue todo un simple sueño, solo tenía que encontrar la salida, o el interruptor, o lo que fuese.
Se adentró lentamente en aquél tétrico lugar. No encontraba salida alguna. Y es que todo estaba oscuro, en silencio... Tanteó paredes, sillas, puertas cerradas, escaleras, y muchas de otras estructuras.

¡Maldición!

Quería salir de aquel lugar ya. Lo habían metido allí después de aquel acto atroz que hicieron contra él. Todo a oscuras. No, eso era un sueño. Debía despertar ya.

Su propio grito volvió a resonar en la estancia. ¿O era en su cabeza?

Se estaba volviendo loco, eso era lo que le pasaba. Y para escapar de la locura debía encontrar la salida, una puta salida. ¡Tan simple! Pero a la vez tan complicado.

Una sonrisa se dibujó en su rostro. El dolor se calmó. Ahora vería la luz del día. Se notaba vacío... pero aquello pasaría.

Empujó, pero la puerta no cedió.

¡Mierda!

Y cuando fue a estirar para golpearla, cedió y se abrió. Otra sonrisa se dibujó en su rostro y esperó que la luz del sol le penetrara en los ojos. Abrió la puerta de un tirón.

Su alma cayó a sus pies. Estaba ciego.

sábado, 14 de marzo de 2009

A pesar de todo

*


-->A pesar que se duermen mis sentidos por rutina..
-->A pesar de esa apatía que bosteza enmohecida..
-->A pesar de muchas broncas que quedaron escondidas..
-->A pesar de mis fracasos, mis pecados, mis caídas..
-->A pesar de ilusiones que están por siempre dormidas, y de fantasmas internos prendidos en mis pupilas..
-->A pesar de que me invento muchas veces la sonrisa..
-->A pesar de que me trague las verdades y las mentiras..
-->A pesar de mis defectos, de mi ira, de mis eternos miedos que desde mi alma silban, y que viva disfrazando mis pequeñas cobardías..
-->A pesar de mi pasado que me espía a escondidas..
-->A pesar de mis angustias que rasguñan mis costillas..
-->A pesar de mi energía que se agota, se termina, y del paso de los años, de mis luchas, mis heridas..

"A pesar de todo eso... sigo apostando a la vida"

Anónimo

domingo, 8 de marzo de 2009

Confidente.

__________________________________________________
Se sentó con elegancia en el taburete. Deslizó sus fríos dedos por el piano y cerró los ojos al escuchar las diferentes notas que surgían ante el leve contacto. Suspiró y fijó su vista al frente, aunque no veía nada en particular. Siguió oprimiendo teclas al azar y antes de que se diera cuenta, se encontró pensando en ella.

Recordó su calidez, el tímido sonrojo de sus mejillas, el sonido de su corazón al palpitar... y en cuanto ese pensamiento cruzó su mente, sacudió la cabeza sintiéndose frustrado. Aventó los codos con brusquedad en el instrumento y se frotó las sienes intentando alejar el aroma de sus recuerdos, a pesar de que no era una tarea fácil.

Sin pararse a pensar en lo que hacía, presionó un La y de repente se tranquilizó un poco. El piano siempre conseguía ese efecto: calmarlo y concederle paz. Tocó unas cuantas notas más y de repente en su cabeza se comenzó a formar una melodía.

Sus ágiles dedos corrieron veloces y firmes por las teclas, formando acordes, melodías. La canción se volvió cada vez más melancólica con cada nueva nota que agregaba, así que decidió terminarla, antes de que se hiciera triste en su totalidad. Tocó un Do con su dedo índice y éste retumbó con fuerza en la penumbra que había cubierto la habitación sin que se diera cuenta.

Abrió los ojos -sin saber cuando los había cerrado- y lentamente relajó las manos hasta colocarlas con suavidad encima de las teclas blancas. Dirigió su mirada a los grandes ventanales que tenía enfrente y suspiró al observar que el crepúsculo volvía a caer, recordándole el final de otro día.

Se levantó con cuidado del asiento y se encaminó a su dormitorio con las manos en los bolsillos, sin volver la vista atrás.

Y su piano, tan sereno y misterioso, se quedó sentado ahí en la oscuridad con un único propósito: cuidar celosamente aquel secreto bello y doloroso que aquel muchacho solo compartía con él.

martes, 3 de marzo de 2009

El ropero.

¡Cuántas cosas desparramadas por aquí y por allá!
¡Qué desorden por todas partes!

Por fin hoy me decidí... y abrí mi ropero. Entre medio de ropas arrugadas, ¿sabés qué encontré? Encontré mi conciencia, cubierta de polvo, arrugada, con huellas visibles del paso del tiempo.

Le tuve lástima... y me tuve lástima. ¿Todavía serviría? Sí, ¿por qué no? La limpié. La sacudí. La dejé como nueva, apta para todo servicio.
Pero no fue todo. También localicé perezas, negligencias y descuidos... repletos de mañanas. Mañana haré esto. Mañana haré lo otro. Mañana haré aquello. Mañana... y mañana..

Junté toda esa chatarra y la tiré.
Entre los pañuelos ví disimuladamente las angustias y los temores. ¿Perderé mi trabajo? ¿Mantendré mi salud? ¿Le pasará algo a mis seres queridos?
Amarguras, calamidades, inquietudes. A medida que las identificaba, pensé que me iba a dar un infarto, así que... ¡afuera!

¡Por aquí tendría que haber comenzado! ¡Así tengo que continuar día tras día!

Y ahora como mi ropero volvía a tener espacios vacíos... empecé a acomodar...

La esperanza... que tuve tan olvidada
Los afectos... que no siempre manifesté.
Las amistades... que tanto descuidé.
La fe.
La renovada alegría de vivir.

Siempre me habían dicho una y otra vez: el pasado fue mejor. No sé... tal vez sí... tal vez no.
Me importa más que el futuro sea mejor.
No es inocencia. No es que me haya convertido en un ingenuo. Es que he puesto mi ropero en orden. Ahora puedo tomar lo que me ofrece la vida y disfrutarlo en plenitud.

Satisfecho, cerré el ropero. Ya tranquilo, reinicié la marcha por éste, mi camino.
Tengo una meta y hacia ella debo ir....