miércoles, 25 de febrero de 2009

El semáforo

*Aquel día, me desperté con mucho sueño y enojado. Con trabajo, pude levantarme de la cama. Me dirigí al cuarto de baño arrastrando los pies mientras renegaba por tener que levantarme y no poder quedarme acostado todo el día. Desayuné con los ojos tan cerrados como mi mente. Me sentía tan cansado, que por no meter el pan en el tostador, preferí comerlo frío y beber la leche directamente de la botella. ¿Para qué tanto trabajo? ¡Es un fastidio!

Salí de mi casa rumbo a la oficina, desde mi coche observaba el suelo humedecido por la lluvia y no podía evitar la rabia al pensar que tenía que trabajar. El semáforo se puso en rojo y de pronto, como un rayo, se colocó frente a todos los automóviles algo que parecía un bulto.
Por curiosidad abrí más mis ojos somnolientos y pude descubrir que lo que parecía un bulto, era el cuerpo de un joven montado en un pequeño carro de madera. Aquel hombre no tenía piernas y le faltaba un brazo. Sin embargo, con su mano izquierda lograba conducir el pequeño vehículo y manejar con maestría un conjunto de pelotas con las que hacía malabares.

Las ventanillas de los automóviles se abrían para darle una moneda al malabarista que llevaba un pequeño letrero sobre el pecho. Cuando se acercó a mi auto pude leerlo, "Gracias por ayudarme a sostener a mi hermano paralítico". Con su mano izquierda señaló hacia la acera y ahí pude ver a su hermano, sentado en una silla de ruedas colocada frente a un atril que sostenía un lienzo, y movía magistralmente con su boca un pincel que daba forma a un hermoso paisaje.

El malabarista mientras recibía unas monedas, vio el asombro de mi cara y me dijo: ¿Verdad que mi hermano es un artista? De pronto el chico sentado en la silla de ruedas se dió vuelta y pude leer el respaldo de su silla: "Gracias señor por los dones que nos das, contigo nada nos faltará"
Eso me impactó profundamente y mientras el hombre-bulto se retiraba y el semáforo cambiaba de color rojo al verde, mi semáforo interior también cambió.

Desde aquél día, nunca más se me volvió a encender la luz roja que me paralizaba por la pereza. Siempre he tratado de mantener la luz verde encendida y realizar mis trabajos y actividades sin detenerme. Aquel día descubrí que ante aquellos jóvenes, yo era el más necesitado, el más incompleto. Desde aquel mismo día, nunca he dejado de agradecer.

Ahora no tengo todo lo que quiero; pero le doy gracias a Dios por lo que sí tengo. El salario apenas me alcanza para pagar las cuentas, pero doy gracias a Dios, que por lo menos tengo un trabajo para ganar el sustento. Los problemas se multiplican como por arte de magia, pero gracias a Dios tengo paciencia y fortaleza para sobrellevarlos.

A veces creo que no podré seguir adelante con tanto conflicto; pero le doy gracias a Dios porque cada mañana siento dentro de mi corazón que sí puedo. Los años han ido pasando rápidamente, mi piel está un poco arrugada, y mis cabellos se están poniendo blancos; pero le doy gracias a Dios por la alegría que siento de vivir.
Cada día le doy gracias a Dios por los conflictos que pude resolver, por los problemas que pude superar, por la enfermedad que pude soportar, por el odio que se transformó en amor, por la soledad que pude sobrellevar.

- Reflexiones para el Alma Tomo II de J.L. Prieto

3 comentarios:

  1. es increible que sea tan dificil para nosotros los seres humanos enriquecer el alma...siempre tenemos que llegar a situaciones como estas para darnmos cuenta que hay algo que no funciona bien...
    muy buen escrito, muy buena reflexion, ojala todos pudieramos darnos cuenta asi tan facilmente (aunque no tanto) que debemos comenzar por nosotros para ser mejores para los demas...

    saludos germiniano...
    que estes muy bien!
    lihh

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  2. Concuerdo con Lilu, la señorita de arriba que resulta ser mi amiga, es triste como los hombres y las mujeres necesitamos que algo nos abofetee directo en el rostro para notar que algo alrededor nuestro no está bien... o algo dentro nuestro tampoco lo está. Lo lindo es cuando abrimos los ojos ante esa "revelación", que en realidad siempre estuvo cerca nuestro... Mas algunas personas, por más que uno les dé con un martillo en medio de la frente, continúan caminando por la vida con los ojos cerrados...
    Sólo esperemos que el porcentaje de la cantidad de gente como ellos no sea más grande que el de los despiertos...

    Un gusto como siempre leer señoritos ^^
    Un abrazo,

    tOnee

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  3. qué buen texto, te hace reflexionar.

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